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ANUARIO DE DERECHO. Año 30 N° 30. Enero-diciembre 2013. Mérida-Venezuela.   45
            ISSN:0076-6550.
            lisis a autocrítica”.

            Es decir, debemos estar actualizando el análisis de esas categorías o ex-
            presiones del lenguaje mediante la lectura de género, la cual lo encamina-
            rá hacia la evolución  individual y social de hombres y mujeres originando
            la equidad y la verdad en sus diferentes actuaciones.
            En  lo  que  respecta  a  Bolinger  (1975)  citado  por  Adriana  Bolívar
            (2005:93),


            Ha prestado especial atención al lenguaje que se usa en el acto de per-
            suadir en la vida diaria y describe algunos de estos mecanismos desde
            el punto de vista del léxico, de la sintaxis y del estilo. Nos presenta siete
            tipos de recursos lingüísticos: la denominación; los epítetos; el ascenso
            y el descenso; las insinuaciones y las asociaciones; el cambio de código;
            la gramática no-neutral, y la verdad. Cada uno de ellos implica manipu-
            lación del uso del lenguaje (…). Mediante la denominación inventamos
            nombres; con los epítetos creamos nombres favorables o desfavorables;
            con el ascenso y descenso de términos decidimos qué palabras se mantie-
            nen en el uso durante una determinada época; con las insinuaciones y su-
            gerencias damos una especial carga semántica a palabras o a expresiones
            que generalmente no tienen un significado particular (…) y finalmente
            apelando al criterio de la verdad (…) también podemos controlar la con-
            ducta de los demás.


            Al analizar lo expuesto con perspectiva de género, se tendrá que afirmar
            que, los componentes psicológicos de las mujeres y hombres, están es-
            tructurados y controlados por códigos culturales que dan distinto reco-
            nocimiento y valoración a las mujeres, creando una subordinación hacia
            los hombres que no es natural, ni biológica, sino basada en una estructura
            de género cuyas claves de acceso están bajo la voluntad de cada persona
            involucrada.


            Esta problemática, por razones de género, es lo que podría estar originan-
            do gran parte de los conflictos sociales en los diversos escenarios, cuya
            duración estaría sometida al despertar de consciencia, el cual debe enca-
            minarse hacia a un discernimiento desarrollado a través de medios edu-
            cativos y culturales con perspectiva de género que ayuden a controlar o a
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