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44                                           Madriz Anaya, Raiza. El lenguaje sexista en el ámbito jurídico-laboral/
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            nino, aunque la verdadera palabra debería ser militara, totalmente dife-
            rente, sería que con la expresión, el militar, la persona que esté hablando
            o escribiendo quiera incluir  a ambos sexos, por considerarlo natural, y en
            consecuencia, de tipo ambiguo y de uso común. Igualmente, sucede con
            la palabra hombre, niño, padres, abuelos, trabajadores.

            Lo expuesto conlleva nuevamente, al análisis realizado por Margarita Be-
            landria (2005, 8), quien agrega además que, “el artículo es la palabra que
            se antepone al nombre para indicar su género y número, siendo el artícu-
            lo el un artículo determinado para el masculino singular, como se explicó
            anteriormente, cuando el artículo el va precedido de la preposición a se
            forma la contracción al  y cuando va precedido de la preposición de se
            transforma en del”.

            Para Álvaro García (1994,31-109) existen palabras que tienen forma única:
            Ejercito, fraile asamblea, victima, comisión, equipo, estrella, gente, gru-
            po, comité, clero, criatura, ángel, personalidad, figura, celebridades, au-
            toridades, individuos. Nombres andróginos individuales son todos los
            nombres de animal que son de forma única y designan a toda la especie.
            Unos son masculinos: (búho; rinoceronte, piojo) y otros femeninos (le-
            chuza; jirafa, pulga). Si al hablar de uno de esos animales queremos dis-
            tinguir su sexo, se añade la palabra macho o hembra. Un mismo adjetivo
            o pronombre cobra distinto matiz al aplicarlo a una mujer o varón. Por
            ejemplo: atento/atenta; tonto/tonta, insultos y palabras malsonantes;
            como por ejemplo fulana/fulano; honesto/honesta; prójimo/prójima;
            obrero/obrera; secretario/secretaria; precioso, preciosa; pescadores,
            pescadoras; agricultores, agricultoras. Los duales constituyen una heren-
            cia del pasado, son expresivos de valores sociales y figuran en todas las
            lenguas pertenecientes a sociedades de hábitos patriarcales. Ejemplo: Un
            cortesano era un hombre de la Corte. Una cortesana era una prostituta
            de elevado rango social; El favorito era el político preferido del Rey, la
            favorita era la amante preferida del rey.


            Por su parte, Joan Scot (1990:25) señala que, “quienes quisieran codifi-
            car los significados de las palabras, porque las palabras como las ideas y
            las cosas están destinadas a significar, tienen historia, deben buscar vías
            para someter continuamente nuestras categorías a crítica  y nuestros aná-
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