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ANUARIO DE DERECHO. Año 28, N° 28. Enero-diciembre 2011. Mérida-Venezuela.
            ISSN:0076-6550.                                              103


            cieran más abierto a la sociedad civil y de carácter más  inclusivo, sino que
            además se mostraran como auténticos auxiliares institucionales con una
            orientación más estratégica para presentar las demandas públicas de una
            manera estructurada (Abelson, 2007; p. 565). Aun cuando a mediados de
            la década de 1950 ya existían think tanks en Canadá que se encargaban de
            «empacar» ideas políticas y promoverlas públicamente, la gran mayoría
            de estas organizaciones en este país no empezaron a proliferar sino a partir
            del desarrollo de una sociedad civil más rica, plural y liberal, alrededor de
            la década de 1970 o tercera ola, como la definió D. Abelson (2009; p.31).
            De esta manera los think tanks surgieron como un importante segmento
            «mediador» para ofrecer sus servicios como analistas profesionales y
            especializados en áreas de interés público o sectorizado y, así, proyectar
            su influencia a través del diseño y promoción de ideas políticas, todo lo
            cual se tradujo en una compleja expansión y consolidación corporativa
            de los think tanks dentro del ciclo de diseño y elaboración de políticas
            públicas canadiense, donde «la publicación y conferencias ofrecidas por
            (…) el Instituto Fraser, el Instituto C. D. Howe, el Institutito para la In-
            vestigación en Políticas Públicas, el Centro Canadiense para Alternativas
            Políticas, y el Instituto Caledon contribuyeron con el fortalecimiento de
            un discurso elite en materia de políticas públicas»(Brooks, 2007; p.40).

                   Así pues, se puede señalar a los think tanks como auténticos ac-
            tores institucionales que se han dedicado a racionalizar y democratizar el
            diálogo político-administrativo a través de una aproximación franca ha-
            cia lo político, entendido «tal cual como es» (speaking truth to power),
            brindando apoyo, (retro)alimentando o renovando los contenidos e ideas
            políticas. Por tanto, un aspecto relevante para estudiar a estos agentes no
            es sólo el hecho de analizar su naturaleza de intermediarios políticos entre
            las instituciones públicas y un sector privado, sino además el rol que estas
            organizaciones se adjudican a partir de la proyección de una imagen de la
            sociedad contemporánea dependiente de la asesoría y consejo político,
            es decir, en la que el abordaje planificado o estratégico de los problemas
            sociales depende de un complejo proceso «para hallar soluciones viables
            o, sencillamente, la venta de respuestas o alternativas en un sistema que
            exige un continuo mejoramiento del desempeño y de la vida de las orga-
            nizaciones» (Simonet y Bouchez, 2009; p. 2).
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