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ANUARIO DE DERECHO. Año 28, N° 28. Enero-diciembre 2011. Mérida-Venezuela.
ISSN:0076-6550. 99
entender ni la función o apreciar el lugar que ocupan los think tanks den-
tro del sistema político de ningún país si antes no se comprende el poder
efectivo que se genera del continuo proceso de racionalización e intelec-
tualización de lo público, así como el riguroso y sistemático empleo de
contenidos epistémicos para ser aplicados en el análisis y elaboración de
políticas públicas. Para ello, al menos dentro del contexto canadiense,
se hace necesario identificar cómo ha tenido lugar la evolución de unos
agentes no-gubernamentales con competencias específicas en materia de
análisis de políticas públicas, competencias que M. Howlett y E. Linquist
(2007) - dos destacados investigadores canadienses - señalan como fun-
damentales para incidir formalmente dentro de sistema gubernamental a
partir, quizás, de una suerte de reificación del conocimiento político.
Ciertamente, las nuevas tendencias en materia de políticas públi-
cas en Canadá, tanto de naturaleza teórica como aplicada, ha estado
afectando no sólo las prácticas gubernamentales de líderes políticos y
burócratas, sino también el tipo de servicios que vienen ofreciendo con-
sultores, expertos e intelectuales ante estas instancias, y que coincide
cada vez más en el fortalecimiento de un proceso de racionalización de lo
político denominado policy analysis, una suerte de lugar común para pen-
sar y actuar racionalmente frente a los asuntos de interés público (Dobuz-
inskis et al., 2007; p. 5). Desde esta perspectiva, el policy analysis es más
que un discurso racional sobre la política, es un sistema de pensamiento
y acción institucional que un grupo de autores y teóricos canadienses han
reconocido ya recientemente como «corriente de pensamiento o policy
analysis movement (Mintrom, 2007), en el que se integran diferentes ten-
dencias y prácticas analíticas a lo largo de su historia institucional y que
trata de vincular dentro de sí ese conjunto de actividades intelectuales
fundamentadas desde diferentes núcleos de debate y acción política en la
que se ha apoyado históricamente la evolución de las instituciones públi-
cas de un determinado contexto nacional-gubernamental.
Por tanto, para concebir a los think tanks como activos agentes
institucionales dentro de este contexto es necesario aceptar que sus prác-
ticas intelectuales y políticas adquieren forma y dependen de la existen-