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Astorga, J. Think Thanks Canadienses. La práctica del policy analysis
108 desde instancias no-gubernamentales / pp. 95-121
75 curules de un total de 308 asientos parlamentarios, según la distri-
bución poblacional y el sistema de circunscripciones electorales para el
período de gobierno 2008-2010. (Election Resources: http://electionre-
sources.org/ca/)
En este sentido, puede apreciarse cómo es que el contexto gu-
bernamental canadiense en el que interactúan los think tanks determina
gran parte de su carácter institucional, especialmente en un ámbito tan
centralizado para el mercado de ideas políticas federal y el consecuente
proceso de análisis y elaboración de políticas públicas. Sin embargo, y a
pesar de la concentración institucional del sistema político canadiense
en esta área, no se puede afirmar que ello ofrezca unas condiciones muy
positivas para el desempeño político de los think tanks en general. Tal y
como va a firmar D. Abelson (2007; 2009), quien se apoya en una rica
literatura y autores en esta materia: los think tanks canadienses gozan de
mucho menos visibilidad, fama e influencia política en comparación a sus
pares estadounidenses, (Abelson, 2007; p. 552), aun cuando el ciclo de
políticas públicas canadiense dé cabida a una modesta existencia y op-
eratividad a un reducido número ellos. Como se señaló anteriormente,
aunque la mayoría de los think tanks se desempeñan dentro del corredor
metropolitano Ontario-Quebec, ninguna de estas organizaciones ostenta
el renombre, la fuerza o influencia política de la que hacen gala el Insti-
tuto Brookings, RAND Corporation, Fundación Heritage, el Instituto de
la Empresa, el Instituto Cato o el Council on Foreign Relations de Esta-
dos Unidos.
E. Lindquist (2007) y D. Abelson (2009) coinciden en que el
sistema de gobierno parlamentario Westminster del Canadá posee una
estructura monolítica y reviste de una gran verticalidad el proceso de
toma de decisiones políticas, debido a su disciplinado multipartidismo
y un sistema ejecutivo y legislativo demasiado estructurado que apenas
da cabida a la participación o inclusión a unos agentes distintos de los
partidos políticos, lobbies y comisiones parlamentarias. Empero, ambos
autores difieren en cuanto a la posibilidad efectiva de desempeño político
de los think tanks en particular, pues en su condición de «agentes exter-
nos» la intervención en el proceso de análisis y elaboración de políticas