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134 Pavó Acosta, R. Crisis de la Administración de Justicia. Estrategias
y Opciones Metodológicas para su Estudio / pp. 117-144
tribunales superiores anulen un número determinado de sentencias
de los tribunales inferiores porque muestra que a pesar de todo,
agotados todos los procedimientos por el ciudadano, cierto sistema
judicial es funcional, algunas evidencias empíricas parecen apuntalar
la certeza de esa afirmación.
Pero verdaderamente esta es una cuestión bastante compleja,
insegura para hacer exitosas generalizaciones, estimo que ello
requeriría examinarse empíricamente, de manera contextualizada en
cada caso.
Otro camino para poder evaluar la eficiencia de la labor judicial
es el de establecer un indicador cuantitativo de esa eficiencia, a esos
efectos se ha tratado de establecer coeficientes que indiquen una
cifra ideal de asuntos a resolver por cada juez, esa es una perspectiva
interesante; pero nada fácil de lograr, pues requiere tener en cuenta
múltiples factores; como que los asuntos varían de complejidad,
la disponibilidad de suficientes recursos materiales y humanos, la
calidad de las reglas de procedimiento, su eficacia, etc. Es evidente la
dificultad de tal empeño, pero el resultado valdría la pena en el plano
epistemológico, pues sería un modelo matemático que por una parte,
señalaría cuantos casos debe resolver un tipo de juez o tribunal en
un tiempo determinado y por otra parte, indicaría cual es el tiempo
mínimo y máximo ideal dentro del cual cada caso debe ser resuelto. La
comparación de ese modelo con una realidad concreta posibilitaría
apreciar problemas ya aludidos como la lentitud, la sobrecarga y hacer
otras derivaciones como que el juez no ha estado invirtiendo el tiempo
que requieren los casos para su correcta argumentación y solución,
esta visión de la labor judicial es la que explica en cierto modo las
preocupaciones de los justiciables sobre la calidad de la justicia como
servicio, centrada en la cuestión acerca de las proporciones que deben
existir entre tiempo, espacio y calidad de las sentencias, o sea el por
qué hay sentencias lacónicas o extensas y su relación numérica con las
que resultan apresuradas o demoradas.
Por último, sin que ello signifique agotar aún este tema tan
extenso y complejo, cabe precisar que en el propósito de evaluar