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Grisolía O.
intervención judicial y la imposición de una sanción por el delito cometido.
El pedófilo esta convencido de que su conducta es excepcional y hasta
acarreante de vivencias, conocimientos y placeres para el niño, y que es esa
sociedad maliciosa, husmeadora y represora la que le impide amar al niño y éste
a él. Esto demuestra ese rasgo psicopático en los pedófilos y es tal su convicción
que los lleva a enfrentar a la sociedad con una convicción y un impudencia que
aturde y sorprende. De aquí la urgencia de creer en lo que confiesa el niño víctima
de estos aberrados, para así imponerles a éstos todo el peso de la ley.
La praxis pedofílica
La manera de actuar de un pedófilo es diversa. Se las ingenia de cualquier
manera para conseguir niños o niñas con el propósito de abusar de ellos,
formarlos dentro de una red de prostitución infantil o para procesar pornografía.
La explotación comercial de los niños es el empleo de éstos con fines de obtener
una remuneración o contraprestación entre el niño, el cliente, el intermediario o
agente y otros que se lucran con la trata de niños. Esta explotación condena a los
niños a una de las formas más peligrosas de trabajo infantil, amenaza su salud
mental y física y atenta contra todos los aspectos de su desarrollo. La prostitución
infantil llega, en algunos casos, a ser considerada como una forma de esclavitud.
Las consecuencias de esta explotación son severas y permanentes y algunos niños
ni siquiera sobreviven a esa vida tan infame. Los niños ingresan al mundo del
comercio sexual como consecuencia de un secuestro, engaño o venta; también,
puede tratarse de niños que se fugan de sus hogares, generalmente disfuncionales,
y que se prostituyen como una forma de sobrevivir, sea para mejorar su nivel
de vida o para adquirir bienes de consumo, por creer que la posesión es más
importante que la dignidad.
El acercamiento del pedófilo para con el niño es acostumbradamente físico.
El primer contacto suele ser muy cuidadoso para no alzar sospechas. Se inician
acariciando al menor, lo abrazan, lo miman. En oportunidades los invitan, los
atienden, les dan regalos costosos para que el niño se sienta en deuda con ellos.
Además, gozan de un gran carisma para cautivar a los niños. Y como a éstos se
les educa para ser agradecidos con las personas que forman su círculo familiar,
el pedófilo se aprovecha de esta circunstancia para arremeter con su conducta
depravada y atentar contra estos inocentes e indefensos niños.
Anuario de Derecho 160