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Pedofilia: sexo y violencia
angustioso, caótico, que le provocan una culpa paralizante, pero que, al mismo
tiempo, lo acerca a vivencias de placer perversas, que, consecuencialmente, si
no es oído y tratado, las copiará para solventar sus propias angustias y de esta
manera irá manufacturando su propia estructura mental perversa. De aquí que
sea necesario apoyo y terapia psicológica especializada para poder superar tan
terribles daños.
La pedofilia no sólo causa daños en el sano proceso sexual del niño, sino
que perturba su pleno desarrollo mental. Lo hace un ser carente de facultades de
enaltecimiento y de los elementos esenciales para adquirir hábitos y desarrollar
pensamientos creativos y cruciales para una vida sana y cimiento de la inteligencia
emocional. Esa vivencia lo dejará por siempre marcado con una predisposición a
la impulsividad, a la intolerancia y a sentirse siempre frustrado.
Puede afirmarse que los efectos más comunes, consecuencia de los abusos
sexuales son: el odio al propio cuerpo; la depresión, las ansiedades, las fobias,
los problemas psicosomáticos; la desvalorización personal, la baja autoestima;
el miedo a la intimidad e incapacidad para poner límites y autoafirmarse; los
problemas de relación con otras personas tanto en lo social, como en lo sexual; el
establecimiento de relaciones de abuso y de maltrato.
Psicólogos y psiquiatras han calificado a este tipo de agresión como el
asesinato del alma, por las consecuencias que se generan para este ser que apenas
si está comenzando su vida. Las consecuencias son tan destructivas para el
acoplamiento con la vida futura, la de adulto, que aún cuando no mostrase, para
el momento en que sufrió el ataque, signos inmediatos de trauma emocional, está
tan gravemente herido en su alma que difícilmente tendrá una conducta y una
vida sana. La gran mayoría de pacientes con trastornos múltiples de personalidad
han tenido antecedentes de haber sido sexualmente agredidos durante su niñez.
Normas aplicables
La intervención de la justicia es indispensable para generar seguridad e
impedir la reaparición de estos aberrados sexuales. Con todo, la manera como se
actúa judicialmente resulta, la mayor parte de las veces, traumática, por falta de
preparación psicológica de los agentes que intervienen en los casos de denuncias
de hechos de esta naturaleza. La sola circunstancia de tener que reconstruir lo
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