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Grisolía O.
sexual que difiere de lo normal y altera el orden legal establecido, tornándose
estas conductas en objeto de estudio tanto del Derecho Penal como de la
Criminología. Entre éstos comportamientos están “ las desviaciones o parafilias”
que se caracterizan por una desviación sexual ante objetos o situaciones que no
forman parte de los patrones habituales de los demás y que puede interferir con la
capacidad para una actividad sexual recíproca y afectiva.
Entre las desviaciones o parafilias hay muchas variaciones, entre éstas pueden
mencionarse: el exhibicionismo, fetichismo, masoquismo sexual, sadismo sexual,
voyeurismo, travestismo, proxenetismo, el frotteurismo, la pedofilia o pederastia.
Aquí, la referencia será, especialmente, sobre la pedofilia.
Fundamentalmente, la parafilia no es más que la necesidad de un individuo
de fantasías sexuales intensas y recurrentes que suponen, de ordinario, objetos
inanimados, o no humanos, sufrimientos, humillación propia o del compañero,
niños o personas que no consienten el deseo de aquél. Teniendo en cuenta,
además, que las imágenes o fantasías parafílicas son estímulo de excitación sexual
aberrante para una persona.
LA PEDOFILIA La semiótica fundamental de esta perturbación se con-
creta en fantasías sexuales periódicas y altamente excitantes, impulsos sexuales
o comportamientos que implican la actividad sexual de niños. Por lo que esta
perturbación se define como “la búsqueda del placer sexual, por medio de
relaciones sexuales con niños”. Los expertos en esta materia indican que para
la calificación de pedofilia como trastorno sexual, es preciso que la conducta
se prolongue durante cierto tiempo, al menos, seis meses, incluyendo fantasías,
impulsos o comportamientos sexuales con niños prepúberes Este fenómeno suele
ocurrir con personas que tienen a su cargo el cuidado de niños, por lo que cabría
la posibilidad de asentir que el contacto permanente favorece la manifestación
pedofílica. Este trastorno sexual se exterioriza de varias formas: si es en relación
con la orientación, puede ser de tipo heterosexual, homosexual o ambas; y, en
relación con el objeto, puede ser exclusivamente pedofílico o no. Las conductas
del pedófilo van desde el simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto,
generalmente, tiende a ganarse la confianza y el cariño del niño para luego
efectuar su plan depravado. Es que, para lograr un desarrollo pleno de la mente
es ineludible enfrentar y resolver las inquietudes que surgen de los descontentos
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