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La Universidad de Los Andes en las raíces merideñas
Maracaibo. Ramos de Lora se dirigió nuevamente al Rey y le comunicó los
progresos del colegio seminario. Asimismo, le participó que ya estaban instaladas
las cátedras de Latinidad, Filosofía y Moral; y que asistían a ella 42 estudiantes
de los cuales la gran mayoría eran de bajos recursos económicos y a quienes les
proporcionaba alojamiento en el colegio y suministraba alimentos de manera
gratuita, y que siendo pequeña la capacidad del edificio y por estar el convento en
muy mal estado debido a los temblores de 1786, se vio en la necesidad de alquilar
una casa adyacente, para repartir los alumnos. Por lo cual solicitó al Monarca que
aprobara la construcción de un nuevo edificio, idóneo y con oficinas apropiadas
y en lugar inmediato a la plaza principal de la localidad donde funcionaría el
Seminario Tridentino disponiendo para ello de sus personales rentas, sin aplicar y
sin tocar para nada las rentas consignadas al sostén del Colegio Seminario Tridentino
y que lo erigiese con el título de San Buenaventura y que le concediera a sus cátedras
de Teología, Derecho Canónico y Real, y demás ciencias que fuesen establecidas
posteriormente, el propio valor y derecho de lo que existían en las Universidades y
Colegios erigidos con Real aprobación para la recepción de grados.
El 20 de marzo de 1789 Carlos IV aprobó mediante Real Cédula la
construcción de un edificio para el Seminario Tridentino con el nombre de “Real
Seminario de San Buenaventura”, con todos los privilegios y fueros que como
tal habían de corresponderle. El edificio se construyó única y exclusivamente
a expensas de las personales rentas del prelado y para junio de 1790 ya estaba
construido en su totalidad. Es de esta manera como el ímpetu del Obispo
fundador le permitió al Colegio Seminario adquirir una nueva sede, apta para
cumplir con sus fines académicos y es así como para comienzos de noviembre
de 1790 se celebran los actos con motivo de la instalación del Seminario de San
Buenaventura en su nuevo edificio y lo consagró a la misión para la cual fue
creado, precisamente ocho días antes de la defunción de su ilustre fundador, Fray
Juan Ramos de Lora. El 9 de noviembre de 1790, muere Fray Juan Ramos de Lora
y asume la dirección del Seminario el clérigo Dionisio Villamizar quien comienza
gestiones ante el Rey para que sea convertido en Universidad. La adquisición de los
antiguos bienes le permitió al Seminario, años más tardes, incluir nuevas cátedras,
como las de Derecho Canónico y Derecho Civil pues con la acertada colaboración
de brillantes profesores podía llamar a nuevos estudiantes a sus aulas, jóvenes
inclinados por otras ramas del conocimiento de gran utilidad tanto para la vida
seglar como secular de la sociedad merideña.
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