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Rivero Y.
siglo XIX solo se fundan nuestra Universidad de Mérida de Venezuela y León de
Nicaragua.
Las universidades estuvieron orientadas esencialmente hacia los estudios
jurídicos preferentemente eclesiástico o canónico, y atraían a canónigos, preben-
dados, clérigos y aspirantes a la burocracia eclesiástica, es decir, que fueron
dirigidas a las necesidades burocráticas de la Iglesia, la administración del Estado
y los oficios reales. En estas universidades se hacía, por lo tanto, carrera eclesiástica
hacia los beneficios y dignidades, o bien carrera civil hacia los oficios del Rey.
La teología y filosofía constituían un patrimonio muy vinculado a las órdenes
religiosas; y a todo ello se añadían unos cuantos estudiantes de medicina. Frailes,
canónigos catedralicios y algunos juristas constituían el profesorado habitual.
El Seminario de San Buenaventura de Mérida. Nuestra primera
casa de estudios superiores.
Al referirse al origen y la historia de la Universidad de Los Andes
inevitablemente hay que referirse a Fray Juan Ramos de Lora , primer Obispo de
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la ciudad de Mérida, cualquiera sea el juicio que se pueda tener sobre la fundación
de nuestra Alma Mater. Puede o no coincidirse en la opinión respecto a la fecha
de fundación de nuestra Universidad –1628, 1785, 1806, 1808, 1810, 1832–, es
decir, que la fecha de creación de nuestra máxima Casa de Estudio ha sido objeto
de discusión desde hace años, es por ello que son más las interrogantes y las dudas
que tenemos que las certezas. Empero, “de lo que si se debe estar seguro es que
la data no puede remontarse hasta más allá de mil 1806 pues fue en ese año
cuando se comenzó a considerar en Mérida que el seminario había alcanzado
ya la categoría de universidad; antes no, pues la institución no confería grados
mayores ni menores, y quien aspiraba a tenerlos tenia que viajar a Caracas o
Santa Fe. Existía, sí, el Real Colegio Seminario de San Buenaventura, germen de
lo que año después sería la Universidad de Mérida y hoy en día la Universidad
de Los Andes”. 3
El 29 de marzo de 1785, Fray Juan Ramos de Lora, destinó transitoriamente
y sin autorización real el convento de los religiosos franciscanos, abandonado para
esos momentos, e instaló en él una casa de estudios en donde ofreció a los jóvenes
de esta localidad y lugares circunvecinos, la oportunidad de estudiar, materias
que moldearan sus espíritus para el estado eclesiástico, tales como religión, lengua
Anuario de Derecho 214