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ANUARIO DE DERECHO. Año 26, N° 26. Enero-diciembre 2009. Mérida-Venezuela. 21
ISSN:0076-6550.
Se ha afirmado, con reiterada insistencia, que el propósito
(digamos, en términos actuales: ecologista), de El Libertador lo vertió
de modo más significativo y extraordinario, tanto en lo que concierne
a su concepción, como a su proyección, en el texto del decreto
(Chuquisaca: 19-12-1825), específicamente referido a medidas para
la conservación y buen uso de las aguas. En efecto, podríamos decir,
que el contenido de este instrumento nos permite visualizar, valga la
expresión, el real alcance y sentido de las previsiones conservacionistas
de El Libertador. Así, en la parte motiva del decreto mencionado,
Bolívar consideró que:
... una gran parte del territorio de la República carecía de
aguas y por consiguiente de vegetales útiles para el uso
común de la vida; que la esterilidad del suelo se oponía
al aumento de la población y, por tanto, la privaba de
muchas comodidades; y -argumentaba adicionalmente-,
que por falta de combustible no podían hacerse o se
hacían inexactamente o con imperfección la extracción de
metales y la confección de muchos productos minerales
que constituían la sola riqueza del suelo ... .
Por tanto, mediante el citado decreto, ordenó: que se visitaren
las vertientes de los ríos, se observare el curso de ellos, y se determinaren
los lugares donde se pudieren conducir aguas hacia los terrenos que
estuvieren privados de ellas; al tiempo que determinó la apertura de
una acción reforestadora, por cuenta del Estado, hasta el número de
un millón de árboles, con preferencia en los lugares donde hubiere
más necesidad de su plantación. Como se observa, el contenido de
este decreto nos expresa el objetivo conservacionista, en sentido
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amplio, presente en el espíritu de El Libertador; este instrumento es:
... el que abarca la problemática del ambiente en un
sentido más integral, porque sus disposiciones, aunque
dirigidas al buen uso y aprovechamiento de las aguas, se
extienden también a la vegetación y a los suelos, por la
estrecha relación que existe entre todos estos recursos
naturales dentro del ciclo hidrológico, que es aquél en
el que se basa cualquier programa de uso racional de las
10 Vid. Boletín Histórico (Fundación Boulton)... Cit., pp. 42-43.