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164                          Bolaños González, M. ¿Es Posible un Acercamiento Ético en el
                                                     Proceso de Globalización? / pp. 147-169


                   Llegar a saber qué es verdaderamente la condición humana
            cuando se fabrican situaciones de contenido ético, es decir, cuando
            se  lleva  a  la  praxis  esa  parte  importante  de  su  naturaleza,  cuando
            logra vivenciar la ética en las decisiones que toma y en las posturas
            que  asume. En este sentido puede ilustrarnos el imperativo ético que
            plantea Trías en el marco de lo que el ha denominado la filosofía del
            límite « … obra de tal manera que ajustes tu máxima de conducta,
            o de acción, a tu propia condición humana, es decir, a tu condición
            de habitante de la frontera» (Trías, 2000, p. 16). Ser habitante de la
            frontera  significa  entre  otras  cosas,  adquirir  conciencia  de  nuestra
            ubicación en el sentido de conocer la distancia que nos separa de los
            extremos que nos son ajenos pero que al mismo tiempo nos sirven de
            referencia, la cuestión supra-humana y la estrictamente natural, esto
            es, estamos entre dos extremos, el de lo que no somos (Dioses) y el
            de lo que ya no somos (animales), ocupando el espacio del “poder
            ser”, espacio en el que reside la propia limitación humana, somos seres
            racionales y por ello este poder ser no es más que las capacidades de
            nuestra condición humana, las cuales se hacen posibles sólo a partir
            de una toma de decisión personal y/o colectiva que implica cambios
            de actitud frente a situaciones concretas. Estar en el límite significa
            estar en un espacio de acción profundamente explotable y por ello
            también enormemente útil, si así fuera nuestra decisión, pues lo que
            en  el  fondo  nos  corresponde  evaluar  críticamente  en  este  tipo  de
            escenarios no es el modo de vida que estamos por escoger, sino la
            vida misma, es decir, no el “como” sino el “qué”, y de allí su condición
            limítrofe.
                   Sin embargo, tomando la idea del imperativo ético que plantea
            Trías para esta particular situación que hoy enfrentamos, vemos cómo
            en el fondo lo que subyace a dicho imperativo no es más que la voluntad
            humana, reducida a una aceptación o a un rechazo de tal propuesta.
            Vale decir que la cuestión no es ni mucho menos simple, toda vez que
            en esta libertad mostrada en la escogencia de una u otra opción está
            en juego nada menos que la condición humana, pues el rechazo de
            este imperativo ético implicaría la escogencia de lo inhumano. Aquí
            puede verse con claridad que
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