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ANUARIO DE DERECHO. Año 26, N° 26. Enero-diciembre 2009. Mérida-Venezuela.   165
            ISSN:0076-6550.


                … el problema esencial de la ética no consiste en establecer,
               o  conocer,  qué  debo  hacer,  o  cómo  debo  ser  para  ser  justo
               o acceder a la felicidad o la vida buena, ni consiste en cómo
               interpretar adecuadamente las indicaciones que mi razón me da
               ... el problema esencial de la ética, el que deriva de la libertad
               individual,  de  la  profunda  tensión  que  en  nosotros  genera  la
               libertad individual, del hecho crucial de que aún sabiendo lo que
               debo hacer para ser justo o aún sabiendo que debo ser bueno,
               puedo hacer, y ser lo contrario, ... la ética no es un problema
               gnoseológico, no es un conocer, no se trata de saber lo que debo
               hacer para ser bueno o feliz, la ética tienen más bien que ver
               con la voluntad que yo tenga para hacerlo»(Gómez, 2001, pp.
               114-115).

                   Se trata de dar posibilidad al “poder ser” imprimiéndole un
            sentido concreto, realizable en la fortaleza y a partir del alcance que
            logremos dar a nuestras capacidades, se trata de ser libres, ejercer dicha
            libertad y hacerlo de forma absoluta, teniendo presente que « … sólo
            se es libre, en la medida en que se es capaz de poner autónomamente
            los  fundamentos  sobre  los  que  se  constituye  la  persona»  (Gómez,
            2001, p. 115).
                   Para ello es ilustrativo recordar tres momentos importantes en
            la estructura de la ética aristotélica:
                   1.  El momento en el que se nos muestra un enfoque holístico
                       de la vida.
                   2.  El  momento  en  el  que  debemos  enmarcar  y  enfocar  la
                       cuestión ética en sujetos y situaciones reales y concretas, y
                   3.   El momento en el que debemos contextualizar la ética.

                   La  globalización  es  el  escenario  ideal  en  el  que  retoman
            vigencia estos momentos de la ética aristotélica, ya que la concreción
            del planteamiento que aquí expongo pasa por la necesidad de valorar
            y evaluar la posibilidad real de concebir el hombre como la fuente, el
            fundamento y el destino final de la cuestión ética. Estos tres niveles de
            la ética necesitan, de una parte sujetos individualmente considerados
            y situaciones concretas reales más que hipotéticas y de otra parte un
            escenario idóneo en el que tal sujeto pueda en realidad manejar tales
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