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Astorga, J. Think Thanks Canadienses. La práctica del policy analysis
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            lado por estas dimensiones. Con más recursos o menos publicaciones, lo
            único que  puede afirmarse de los think tanks, tal y como  se apreció en los
            párrafos anteriores es que, ciertamente, estas organizaciones han logrado
            participar en la estructuración de agendas institucionales y temas especí-
            ficos dentro del debate público, y esta tarea no es una empresa pequeña
            pues lograr credibilidad en áreas de interés público que, además, tienden
            a fluctuar dramáticamente con el tiempo y según los intereses políticos,
            y que además requieren de una constante esfuerzo de actualización, es
            un trabajo duro que depende de la rapidez, certidumbre y frugalidad con
            que actúe la directiva y equipo de analistas e investigadores responsables
            de dichos institutos.
                   De igual manera, se pudiera afirmar que la consolidación de una
            jugosa  agenda  de  relaciones  públicas  juega  un  papel  importante  en  la
            dinámica interacción de los think tanks dentro del sistema político. Sin
            embargo, en las instancias del mercado de las ideas políticas, dentro de la
            cual median intereses políticos, poderosas instituciones gubernamentales
            y corporaciones privadas con grandes recursos a disposición inmediata,
            se observa que una proximidad mal calculada podría significar la neutral-
            ización pública de estas organizaciones, lo que se traduciría en tener que
            arrastrar con cargas ideológicas ajenas a su mandato institucional. Por su-
            puesto, aun cuando existen think tanks que, como los estadounidenses,
            se muestran vinculados abiertamente a orientaciones partidistas, dentro
            de un sistema multipartidista como el canadiense los enroques políticos
            no son una opción muy frecuente para este tipo de organizaciones, aun
            cuando ofrecer una asesoría a una figura política es muy diferente a traba-
            jar para un partido político. Y los think tanks en Canadá han aprendido a
            tener claro estas distinciones.
                   Finalmente, aunque sean evidentes las semejanzas entre la estruc-
            tura y desempeño de think tanks como el Instituto C. D. Howe y el Instituto
            Norte-Sur entre muchos otros, y aun cuando sus presupuestos y dimensio-
            nes institucionales, así como su visibilidad en el policy analysis community,
            no representen sino una quinta parte de los recursos y poder de otros think
            tanks con mayor presupuesto y dinámica institucional, ello no significa que
            la «influencia política» de los think tanks promedio sea menor. El desem-
            peño del Instituto C. D. Howe ha logrado a lo largo de su historia institu-
            cional un prestigioso y reconocido lugar entre los think tanks canadienses
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