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Alvarado M.
número de cuotas, en el segundo, se reabría el crédito automáticamente por el
monto acordado, o podía continuar su consumo hasta el momento en que su
cuota mensual alcanzaba un determinado límite para su propio crédito.
En 1949, iniciando una segunda etapa y la adultez del sistema, hace irrupción
en el mercado norteamericano la primera empresa emisora credit cards o “tarjetas
de crédito” como objetivo propio y especifico de la empresa, dando nacimiento a
lo que ya podemos considerar genéricamente como la faz pluralista o multiforme
del instituto. Si bien en un principio la tarjeta emitida por aquella empresa pionera
–Diners Club- sólo era para muy limitados rubros, a poco de lanzada al mercado
fue extendiéndose a un amplio espectro de compras, hasta ser prácticamente
admitida como una forma usual de adquisición de una multitud de bienes y
servicios. Esto se extendió, no sólo a nivel nacional, sino a nivel internacional,
cubriendo su utilización rubros como diversiones, viajes y turismo.
Tal fue el éxito obtenido, que otra empresa, originariamente prestataria del
servicio de turismo, se lanzó a incorporar aquel nuevo sistema a su operativa,
surgiendo así la tarjeta de crédito American Express, utilizando esta empresa
su propia infraestructura de turismo para equiparar la ventaja operacional y
comercial lograda por la pionera del sistema. Y tan grande fue su desarrollo, que
hacia 1982 su solidez financiera y su empuje había comenzado a desplazar a la
anterior.
Con posterioridad -a los fines de la década de los años 50- van surgiendo
innumerable cantidad de tarjetas de crédito, incorporándose al sistema –en lo que
podemos considerar otra etapa del desarrollo de ellas- las entidades bancarias. En
este sentido, la primera entidad que lanza la utilización del servicio a su clientela
es el Franklin Nacional Bank of New York siendo de las más famosas de esta nueva
etapa en su desarrollo la Bank Americard, emitida por el Bank of America. Sin
embargo, este período del desarrollo no fue lo fructífero que se había esperado,
ya que muchos bancos sufrieron grandes pérdidas en la aplicación del sistema, a
tal punto, que la mayoría optó por retirar de circulación las tarjetas. Así el Chase
Manhattan Bank luego de ingresar al sistema termino transfiriéndolo hacia 1962,
ante la imposibilidad de generar un volumen operativo de envergadura.
No obstante, el sistema bancario no podía quedar ajeno a una operación de
tal envergadura como la generada por las tarjetas de crédito. Fue así que, sin caer en
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