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La Tarjeta de Crédito. Análisis Doctrinario
El autor Roberto A. Muguillo, en su obra Tarjeta de Crédito (1994) relata su
evolución histórica en los siguientes términos:
“El instituto de la “Tarjeta de Crédito” reconoce su origen histórico hacia
comienzos del sigo XX. Su nacimiento se produce por motivos o razones de
diversa índole con un funcionamiento de diferente matiz que la mayoritaria y
actual estructuración del sistema.
a) Antecedentes norteamericanos. Nace el sistema en ciertas cadenas de hoteles
que emitieron unas tarjetas personalizadas que eran entregadas a los mejores
clientes y que servían a éstos para la utilización de los servicios de hotelería en
cualquier punto de país, dentro de los hoteles asociados o de propiedad de la
cadena, sin necesidad de hacer efectivo pago alguno en moneda de curso legal,
sino simplemente conformado las estadías o consumos que eran liquidados a
posteriori por las oficinas centrales de la empresa.
La utilización del sistema se extendía coetáneamente a las grandes empresas
petroleras (Texaco y Standard Oil), que emitieron estas tarjetas para sus clientes
habituales y para sus propios empleados o ejecutivos, ya como método de compra,
ya como efectivo método de control de gastos.
Con posterioridad, fueron incorporando su uso los grandes almacenes y
las grandes tiendas, para extenderse hacia 1940 a las compañías de ferrocarriles
y líneas aéreas, que expedía tarjetas a ciertos usuarios y que funcionaban con
similitud de caracteres.
El comienzo de la década de los 40 marca un decrecimiento en la importancia
y extensión de su uso. En efecto, en plena Segunda Guerra Mundial, la economía
de guerra y su consecuente limitación del crédito importaron una restricción al
uso de esos sistemas, aunque después de la conflagración revivió su uso y difusión
produciéndose un nuevo auge en su desarrollo.
Hasta ese momento podemos considerar que nos encontramos en el primer
peldaño de la etapa evolutiva del instituto tarjeta de crédito, o sea, la época en que
la institución tenía un carácter bilateral entre la empresa vendedora de bienes o
prestataria del servicio, que absorbía la financiación de él, por un lado, y por el otro
el cliente consumidor de esos bienes o esos servicios. En su operatoria, el cliente
pagaba mensualmente la liquidación, en el primer caso, o en un determinado
Anuario de Derecho 19