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ANUARIO DE DERECHO. Año 26, N° 26. Enero-diciembre 2009. Mérida-Venezuela.   157
            ISSN:0076-6550.


            producido  por  esa  complejidad  auto-generándonos  como  sujetos
            permanentemente desubicados y habituados a esta condición. Esto
            genera un efecto inmediato en el ser humano que al asumir, estas nuevas
            formas del ser, se retrotrae en sí mismo tratando de comprenderse en
            estas novedades, tratando de re-encontrar sus fronteras psicológicas
            porque desconoce hasta donde es él sin la tecnología y al mismo tiempo
            se abstrae del entorno que le rodea, satisfaciéndose en una especie de
            egoísmo electrónico que le complace y le suple sus necesidades más
            personales.

                   Cambios en la noción y concepción cultural de los países
            y,  en  consecuencia,  en  la  forma  en  que  el  fenómeno  cultural  es
            percibido  y  asimilado  por  los  individuos  como  grupos  humanos  y
            como individualidades, lo que ha devenido en llamarse nuevas formas
            socioculturales. Hoy por hoy se desconocen las fronteras de los países
            para  muchas  situaciones  y  esto  trae  aparejado  el  «  …  replanteo
            del  concepto  de  soberanía  nacional,  que  afianza  el  sentimiento  de
            recuperación  o  reafirmación  de  las  raíces  históricas  en  los  grupos
            humanos» (Bergalli, 2001), cuestión que se presenta determinante
            para  el  caso  de  las  poblaciones  o  comunidades  indígenas  a  nivel
            mundial y de la noción de Estado etnocéntrico. Es particularmente
            elevante en este escenario la crisis del Estado-nación .
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                   Este  constructo  jurídico  que  es  el  Estado-nación  requiere
            de  dos  ideas  básicas  para  su  existencia  y  funcionamiento,  a  saber:

            14  No hay consenso en los autores en relación a la idea de que la crisis del Estado-Na-
            ción sea un efecto de la globalización, sin embargo, comparto el parecer de Boaventura
            (1997) cuando refiere que el Estado-Nación constituye la dimensión espacio-temporal
            más importante de los últimos 200 años lo que significa que si la Globalización exige re-
            plantear la noción de espacio físico y el Estado-Nación se fundamenta en esta noción, la
            razón de ser del Estado-Nación sufre serios desajustes y dentro de ella el Derecho como
            su forma más inmediata de regulación y control. En este particular valga destacar la opi-
            nión de Beck (2008) quien de alguna manera define el proceso de globalización desde
            la creciente interconexión que existe en asuntos políticos y económicos, por lo cual el
            Estado-nación o la sociedad nacional ya no es la unidad exclusiva de interacción social
            y comunicación ... . El capital fue el primer actor que abandonó la prisión del Estado-
            nación y desarrolló nuevas estrategias de poder en el espacio global. El Estado-nación
            hasta el momento sigue siendo el paradigma de la política, pero no tiene demasiado
            poder estratégico frente al capital móvil.
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