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ANUARIO DE DERECHO. Año 28, N° 28. Enero-diciembre 2011. Mérida-Venezuela.
ISSN:0076-6550. 125
1) dicha definición, no ha sido modificada desde el año 1948. Así pues,
respecto de la salud mental, considera que es «Un estado de bienestar en el
cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar
las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y
fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad» (2011,
sec. 1, ¶ 2).
Ahora bien, al seguir el criterio de Serpa, se entiende por
enfermedades mentales «Aquellas que se manifiestan principalmente
por alteraciones del pensamiento, del afecto y de la conducta» (2007, p.
8), de manera que, éstas no son entidades anatomo-clínicas, sino formas
de existencia o de conciencia patológicas que se distinguen y se definen
por su fisonomía clínica, su estructura y su evolución. Referirse a las
enfermedades mentales, hace necesario mencionar a la Psiquiatría, por
ser ésta la rama de la Medicina que estudia el diagnóstico y tratamiento
de los trastornos psíquicos.
Así pues, los defectos o vicios en la salud mental van a determinar
la relación hombre-sociedad, de forma constante y dinámica, ya que
impiden el normal desenvolvimiento de las relaciones interpersonales.
Es por ello que interesan no solamente a la medicina, sino también a
las Ciencias Jurídicas, por ser un fenómeno social reconocido y regulado
por el Derecho desde las épocas más remotas, como se evidencia en
las tablas cuneiformes de Mesopotamia, en las cuales, surge la primera
documentación acerca de la esquizofrenia paranoica y se citan diversos
pasajes en los cuales se indica el delirio paranoico como enfermedad
mental.
Sin embargo, ha sido una ardua tarea la vinculación de las
Ciencias Médicas con las Ciencias Jurídicas en esta materia, puesto que
según Vargas, «En su convergencia con la ley, el médico psiquiatra se
enfrentó inicialmente al método lógico-formal del jurista y éste a su vez
con el método científico natural del médico especialista» (1991, p. 666).
Con posterioridad, cada profesional comprendió el punto de vista del
otro y ambas disciplinas emprendieron un camino de mutua colaboración
que culminó con el surgimiento de la Psiquiatría Forense, al ser ésta una
subespecialidad de la Psiquiatría y una especialísima rama de la Medicina
Legal, que se comporta como método auxiliar de la justicia.